#12meses12madres En zapatillas de casa en el Hospital

Segundo mes del año… y con él llega la segunda amatxu que se anima a contarnos algo sobre su maternidad. Hoy os traigo a Leticia, ella es una de esas personas que me ha regalado las redes sociales, al poco de nacer Ekhi me metí en mil grupos de crianza de facebook y entre todos ellos conocí a Leticia. El tiempo nos ha ido juntando en diferentes momentos y pese a que en vivo y en directo sólo nos hemos visto un par de veces es una de esas personas con las que siento que conecto. Es la magia de ser amatxu, que te une a mujeres con las que nunca pensarías que pudieras empastar. De ella me llevo su resiliencia, su capacidad para crecer en cada paso de la vida. Dicen que todo pasa por algo, y ella es capaz de coger las señales que le llegan y obrar en consecuencia. No tengo ninguna duda de que esto es sólo el comienzo de algo grandeeeeee. GRACIAS, mil gracias por animarte a compartir tu vivencia en mi blog. Ojalá tus palabras lleguen a alguien que pueda generar cambios en la Unidad de Cuidados medios del Hospital de Cruces. Mientras tanto sigamos trabajando para que estos cambios se den. Ya dicen que no hay camino, sino que se hace camino al andar y con compañeras de viaje como tú avanzo con paso firme. GOAZEN! 🙂

 

Cuando Eneritz me propuso participar en esta iniciativa me anime en seguida. ¡Qué honor que pensara en mí! ¡Y qué de cosas por contar! ¡Qué de vivencias por sacar y compartir! Con la idea siempre presente de poder aportar algo a alguna familia y madre en situación similar. Pensando en poner en orden esta madeja de experiencias y emociones que ha supuesto para mí la maternidad… Pero, ¿Y de qué hablar? ¿Qué compartir que no se hubiera hecho ya? ¿De qué forma escribir para no exponerme en exceso a nivel emocional pero resultar familiar, cercana y sincera?

Creo que a Eneritz le planteé en varias ocasiones diversos temas. No recuerdo cuales la verdad. Son tantas las experiencias de estos cuatro años… Asique decidí ponerme a ello sin más. Y aquí estoy, escribiendo en este mismo instante según lo siento. Sin correcciones salvo las meramente ortográficas. Decir también que Eneritz me acaba de enviar un mensaje con toda la positividad y «buen rollo» que le caracteriza, animándome a enviarle el texto.

Mientras baño a mi bebe de 7 meses (y pienso en todas las cosas que tengo por hacer. Como en ir a recoger al mayor, hacer varios trabajos del máster, la comida, ir algún día al dentista…y un millón de cosas más que voy postergando y, por ende, acumulando…) me remonto todo ese tiempo hacia atrás y revivo el 2 de junio de 2017 ( http://www.silviaburgo.com/iker/ ).  Intento recordar cada instante, cada situación o posible acto que pudieran explicarme el por qué 8 días después de nuestro encuentro acabamos ingresados en la Unidad de Cuidados Medios del Hospital de Cruces. Recuerdo el trayecto en coche mientras conversaba con mi pareja de lo que íbamos a cenar esa noche. Recuerdo las caras, los gestos, las preguntas, las manos, los sondajes y los pinchazos. Recuerdo a un bebé pequeñito sujetado por manos desconocidas. El llanto. La angustia. El desconcierto.

Iker tenía algo de fiebre desde hacía dos noches así que eso nos llevó a hacer ese viaje. Un viaje de siete días, unas cuantas pruebas más y miedos, soledad, incomprensión y juicios. Muchos juicios.

Resultó que este ingreso fue un golpe con una realidad que desconocía y en un ambiente que ni me imaginaba. De allí sí que se podían haber sacado historias, relatos y experiencias como para llenar varios blogs.

Nuestra estancia en el hospital fue algo más tranquila que la de la mayoría de familias que allí estaban. Más tranquila y más corta. Aunque la realidad es que en el hospital el tiempo se para y parece no avanzar. La realidad se vive entre pitidos de máquinas, turnos de trabajo, pruebas, consultas médicas y zapatillas de casa. Las madres allí vamos en zapatillas de casa, nos lavamos los dientes en un baño público y algunas nos aseábamos cómo podíamos. Los días y las horas transcurren entre conversaciones en el «lactario», portando enormes sacaleches y envases de vidrio. Cuando lo que habría que portear son los pequeños cuerpecitos sedientos de calor, leche y brazos de nuestros bebes.

Zapatillas Leticia.jpeg

En ese entorno viví literalmente una semana. Mi pareja me hizo una mochila con algo de ropa y un sacaleches que me acompañaban de la sala de familiares al baño y de ahí a la unidad de cuidados medios.  La comida y los afectos me los prestaron un gran puñado de mujeres, madres y amigas, que me acompañaron estos días de mil y una maneras:

«3 meses…3.

Gracias…

Beronika, Alaitz, Naiara, Esther, Arantza, Miriam, Estela, Leire, Silvia, Eneritz, Kata, Carmen, Edurne, Idurre, Alba, Ziortza

Por los tuppers, los sacaleches, las visitas hospitalarias, las noches en el hospital, la mejor compañía el día 2 de junio, colarse en el «lactario», las visitas a casa, por la bandolera, la comida en el rellano de la puerta, la pelota de pilates, los maridos que hacen visitas, los mensajes y las llamadas, por el blessingway y las nutteladas, los abrazos, el «cielo de Durango»,  de  los «vaya mierda Leti…», los mensajes de voz, llorar conmigo, por ser matronas, la búsqueda de contactos, la búsqueda de respuestas, las gestiones, los masajes en la sala de familiares, las respuestas a miles de preguntas, por acompañarme nuevamente al hospital, por la búsqueda de opciones…por «ay Leti que mala suerte…»,por los «siento no poder ayudarte más», por «eres luz», «eres fuerte», «eres maravillosa»…y tooooodas las miles de frases, mensajes, llamadas, palabras, gestos, préstamos, acompañamientos y visitas que seguro se me olvidan…(lo siento)

Y a Kulunkari Hazkuntza Elkartea.

Y a los grupos de crianza 2.0.

Y gracias a mis padres y mi hermano. Por acompañar sin cuestionar. Y cuestionando también.

Y a Iñigo, mi compañero, y acompañante. Por la escucha, el silencio, la aceptación, el acompañamiento y el respeto. Por confiar. Por ir más allá de las creencias personales y encontrar emociones y experiencias maravillosas.

Y a mis hijos Ander&Iker. Por la paciencia…Por elegirme para ser su ama. Por el día de sus nacimientos. Por los dos. Por su energía y su calma. Porque sin uno el otro no tendría sentido. Por todo lo que tengo por contarles…Y por todo lo que voy a recordar por ellos y para ellos.

Y a mí misma.

Por los logros y las pérdidas. Por la tristeza y la alegría. Por el reencuentro. Por reencontrarme. Por volverme a perder. Por la tristeza y la aceptación. Por el recuerdo. Por la mochila de orgullo que me llevo por lo conseguido. Por las experiencias maravillosas grabadas en mi retina y que forman parte de mi y de quién soy ahora.

Jamás me pude imaginar sentirme y estar tan acompañada.

No sé cómo se agradece todo esto…

#GRACIAS #mevaaestallarelcorazon❤ #lasalegriassecelebran #laspenasselloran

«Vendrán días en que ese peso no será carga sino bagaje» (Vendrán días. Manolo García)»

(Esto último lo publicaba tres meses después del nacimiento de Iker)

 

Las historias de las madres de neonatología las he recordado en diferentes ocasiones a lo largo de estos ocho meses. Como en un ambiente de café. Sentadas en mecedoras y taburetes, alrededor de una pequeña mesa y bajo el sonido de varios sacaleches a la vez, compartíamos nuestras historias como quien comparte un día de compras. Historias de angustia, de pérdidas, de superación, de miedos e incertidumbres, de esperas, de largas esperas llenas de esperanza. Algunas compartían sus relatos en la cola del baño o en la de la consulta del pediatra asignado para sus hijos. También en la sala de familiares donde se juntaban nuevas madres desorientadas, padres echando la siesta, gente comiendo, otros viendo la tele, algunas sacándose leche y otros muchos familiares bien arreglados y peinados ansiosos por ver a esos bebes como si de un domingo de bautizo se tratara.

No hay espacios para llorar en neonatología sin recibir miradas ni posibles comentarios condescendientes. No hay lugares para la intimidad en esas grandes salas con varias cunitas o incubadoras. No hay opción para abrazarte el cuerpo sin pudor. No hay cortinas que permitan que las madres podamos llorar, abrazar y hablar con nuestros bebés en la intimidad. No hay tiempo para la conexión, los afectos y las emociones.

En el ambiente se percibían el miedo y la incertidumbre pero también el amor y la esperanza y una enorme e imperiosa necesidad de hablar y compartir. Necesidad de un abrazo y un llorar al hombro para que las largas y rutinarias jornadas hospitalarias pudieran resultar más humanas. Pero el pudor y las buenas formas nos invaden y nos sitúan a los humanos muchas veces distanciados.

La soledad y la falta de empatía que vivimos me pusieron en varias ocasiones al límite. Y en una ocasión lo sobrepase sintiéndome muy desamparada y ninguneada.

Tras esta vivencia, mi impetuosa curiosidad me hizo buscar experiencias, conocer funcionamientos y protocolos con respecto al contacto de los bebes con sus familias y conocer las infraestructuras de los servicios de neonatología de este país. Y en mi opinión en este aspecto resulta desolador…Los bebes y especialmente los bebés prematuros, necesitan a sus padres y más concretamente el cuerpo de su madre. La necesitan cerca y de manera constante. La necesitan lo más tranquila posible, bien alimentada, descansada y cuidada. No solo por la lactancia materna, que también, sino por el calor, el amor y la seguridad. Las madres somos parte del tratamiento.

Los profesionales que atienden a los bebes deben tener interiorizada está realidad del contacto. Estos bebes necesitan médicos-humanos, enfermeros-afectuosos, auxiliares-empáticos y conscientes de que el amor es parte del tratamiento. Necesitan humanizarse. Necesitan ver. Creer. Sentir. Respetar a las madres. Amarlas.

Esto ha hecho que mi camino vital vaya tomando una forma determinada. Y me han llevado a decidirme estudiar Salud Mental Perinatal con Terra Mater. Para que quizá algún día y de alguna manera pueda acompañar a estas madres, a estos bebes y a estas familias.

Ojalá.

 

 

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s