Yo sufrí violencia obstétrica

Llevo muuuuucho tiempo dándole vueltas a este post, qué contar, que no, cómo titularlo… Y es que cuando una mujer da a luz, en ese mismo instante un/a bebé está naciendo. Esta parte se nos olvida muchas veces, nos centramos tanto en el parto que cae en el olvido que ese momento es el NACIMIENTO de una nueva criatura. Ser conscientes de esto me parece importante y el recordar que lxs bebés nacen cuando están preparadxs para salir a este mundo también. Respetemos su ritmo, respetemos su manera de nacer.

Pese a ser consciente de que un parto es también un nacimiento, el post de hoy lo quiero centrar en mi vivencia como parturienta: lo que supuso para mí, por qué siento que sufrí violencia obstétrica y sobretodo la necesidad de hablar sobre ello porque poner estos temas sobre la mesa es algo importante.

Vayamos por partes, la versión corta sobre mi proceso de parto sería algo así (la versión larga la colgaré mañana, porque me apetece hacerlo, porque siento que compartir lo vivido con pelos y señales puede ayudar a otras mujeres a no pasar por lo mismo): el domingo 7 de septiembre empiezo con dolores leves, que me recuerdan que el embarazo llega a su fin. El lunes 8 de septiembre a las 3:00 de la madrugada rompo aguas, me ducho, desayuno y nos vamos para el hospital. Allí me miran, estoy dilatada de 1cm, pero como he roto la bolsa amniótica me dicen que me van a ingresar para inducción, intento alargarlo exponiendo que quiero un parto natural y consigo que hasta 5 horas después de mi ingreso no me aceleren el parto.  A las 10:30 comienza la inducción, me enchufan oxitocina sintética y todo empieza a complicarse: el dolor va en aumento, me pongo la epidural, no sienten el latido de Ekhi y le ponen un electrodo interno (le pinchan en la cabeza), hay sufrimiento fetal y van jugando con la cantidad de oxitocina arriba y abajo, a mi me empieza  a doler la cabeza, llega la hora del cambio de turno y me dicen que hay que empujar, que es la hora. El paritorio se llena de gente y me dicen que empuje (yo no siento nada del pecho hacia abajo). Finalmente una de las doctoras decide echar a Gorka para realizarme una episiotomía (mutilar mis genitales, suena duro pero así lo siento) y sacar a Ekhi con una ventosa. Se lo llevan a la mesa de reanimación y en estado de shock (nadie me explica nada, ni lo que me han hecho, ni lo que le pasa a mi bebé) pregunto a ver qué le pasa, al oír mi voz Ekhi reacciona, terminan poniéndomelo piel con piel. Un final feliz para un parto terrorífico. Podría haber sido peor, si claro, pero me llevé un buen pack de negligencias y prácticas desaconsejadas.

Para quienes se pregunten que por qué no “hice nada” la respuesta es obvia, ¡estaba de parto! Si en este instante me hablasen como lo hicieron aquel día, si ninguneasen mis sentimientos de aquella manera, si me infantilizaran, etcétera, ahora mismo ardería troya. Pero aquel día estaba entre el “planeta parto” y el planeta tierra de vez en cuando… No conseguí evadirme del todo y centrarme en la llegada de mi peque, pero tampoco era capaz de estar con mi cerebro al 100%. Al pensar en esas personas que dicen aquello de “no haberlo permitido” “haberte negado” “por qué te dejaste hacer eso”, siento que no tienen ni idea de lo que es sentirse violentada. Viene a mi cabeza todo lo que se está comentando sobre la violación de “La manada” en San Fermines y de cómo ella no se defendió, no peleó, ni tan siquiera se negó. Y es que ¿cómo coño vas a negarte a nada?  Recuerdo mi parto como si fuese ayer, recuerdo las caras de las personas que me trataron fatal (también de la que me trató bien), recuerdo sus nombres, el olor del paritorio, recuerdo sus palabras exactas… Tres años después de aquello al recordarlo todo ya no lloro (han sido taaaaaaantas las lágrimas derramadas por lo sucedido) pero sigo apretando mis dientes con rabia, mucha rabia…

Me da rabia que haya “profesionales” de la salud que consideren que pueden hacer lo que quieran con tu vida, me da rabia que nos traten como un número más, como si fuésemos muñecas. Me da rabia que nos ninguneen, que se pasen nuestras decisiones por el arco del triunfo. Me da rabia que por llevar una bata blanca o por tener la carrera de lo que sea se crean con derecho a jugar con nuestro cuerpo (la episiotomía que me hicieron para ellas será una más, para mi es una cicatriz horrorosa física y emocionalmente). Me da rabia que no nos informen, que pisoteen nuestros derechos, que no se nos escuche…

Podría poner varios ejemplos sobre por qué sufrí violencia obstétrica; no se me informó de varios procedimientos que se llevaron a  cabo (si vas a decirme que por qué no fui yo quien lo preguntó, te puedes meter la lengua en el culo, estoy hasta el mismísimo de ver cómo se culpabiliza a la víctima, así de claro, con este tema saco uñas y dientes porque estoy agotada de escuchar chorradas); mientras una de las ginecólogas tenía una mano dentro de mí tocando la cabeza de mi bebé, con la otra mano sujetaba el móvil por el que estaba hablando; me realizaron la maniobra Kristeller (puedes leer más sobre por qué está desaconsejada en la página de El parto es nuestro); echaron a mi pareja (la única persona que yo conocía allí y padre de la criatura) cuando delante de mi había más de 6 personas desconocidas mirándome el coño; me gritaron, menospreciaron, me trataron como a un objeto…

Leo todo lo que he escrito y ¡es tan injusto! Siento mucha dureza en mis palabras, pero lo cierto es que no quiero dulcificar ni un gramo de lo ocurrido porque entonces sería ir en contra de lo que siento. Si de algo me sirvió la hostia que me di aquel día es para ESCUCHARME más, hacer caso a mi INSTINTO, SENTIR lo que hay dentro de mí y apostar por ello. Llevo tres años lamiéndome esa herida, como dice Erika Irusta “de mi mierda hago abono”. Incluso desde hace tiempo doy gracias a lo que viví, sufrí violencia obstétrica sí, pero gracias a eso se me calló la venda de los ojos. El martes escuchaba el relato de parto de otra mujer que decía que aquel día ella se “cayó del guindo” y yo así lo siento también.

Lo vivido aquel día es duro, pero más duro fue quitarme la culpa por “no haber hecho nada”, por haber decidido parir en el hospital en vez de en casa, la culpa por haber permitido que sucediese… Tiempo después esa culpa se convirtió en energía. Energía para vivir la maternidad que quiero vivir (hoy mismo la pediatra nueva de Ekhi nos ha dicho que para qué le doy teta si ya sólo es agua, demuestra su falta de conocimiento sobre lactancia. Como os imaginaréis la que se ha pasado sus palabras por el mismísimo en esta ocasión he sido yo), energía para poner palabras a lo sucedido, energía para informarme y ver cómo es de verdad un parto eutócico, energía para transmitir a otras mujeres que parir es lo más y que lo fundamental es conectar con tu bebé en ese momento.

Todavía quedan muchos mitos referentes al parto por desmitificar, y para eso (entre otras cosas) cree Ene amatxo. Una vez al mes en Kaboo hacemos una sesión sobre el proceso de parto, si te interesa el tema estás invitadx a participar, es una sesión gratuita.

Me gustaría terminar este post con parte de esa energía para el cambio. Somos mujeres, no gilipollas y es el momento de coger las riendas de nuestros embarazos, partos, lactancias… Porque disfrutar del embarazo es posible, gozar del parto y tener una lactancia placentera también. Asique para muestra un parto orgásmico atendido por las matrona de Magale (sólo escucharlas hablar de su trabajo hace que te enamores de ellas), porque esta es otra de las cosas que no nos han contado, “parirás con dolor” nos dicen, pero no siempre es así… Si estás embarazada no dudes en ver el video, lo vas a disfrutar seguro, y si has dado a luz seguro que también te mola, personalmente ver partos gozosos de otras mujeres me ayudó a sanar mi herida y a recordar que lo importante está dentro de mí y no fuera. SABEMOS PARIR.

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INFÓRMATE, DECIDE, y sobretodo ¡SABOREALO! Que no os roben vuestro momento. Como dice Michel Odent: “Cambiemos la forma de nacer para cambiar el mundo.”

2 comentarios en “Yo sufrí violencia obstétrica

  1. Eneritz dice:

    Yo lo sufri….y mucho!!!! Tema poco hablado ya que me canse de la frase…que te pensabas que es parir…..lo que ami me paso fue que sufri sufri mucho llore grite y aun asi hicieron lo que quisieron….ahora que de que me quejaba con el txikitin que tenia…( eso me decian) entonces ahora no se lo cuento a todo el mundo, pero si lo resumo diciendo que lo que mas me duele es que me robaron los minutos de mirarme con mi niño a los ojos y a cambio me dejaron lagrimas de dolor mientras la una culpaba a la otra y me cosian lo que ellas libremente rompieron….gracias a mi forma de ser mi niño y yo nos fuimos conociendo y a dia de hoy el seguro ya me ha perdonado por solo dedicarle dos palabras el dia que nos conocimos!!!

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    1. eneritzap dice:

      ¿Será que las Eneritzes estamos predestinadas a esto? 😛 Te mando un abrazote enorme Ene, estoy segura de que tu txiki está orgullosisisisisisimo de la amatxu que tiene, vamos no tengo la menor duda de que es así. Nos robaron nuestro parto y el nacimiento de nuestros bebés, pero no nos robaran nuestra vida!!! SABOREEMOS cada minuto amiga 😉

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