18 de Junio… y nuevo post en este #24meses24familias llegamos ya al ecuador de este 2019 y con él os traigo a Jon, un aita que conocí en las sesiones de Kaboo. Recuerdo cómo vinieron al curso de masaje en busca de alguna herramienta para poder calmar a su txiki, también recuerdo los nervios cuando Ager lloraba y al mismo tiempo ese arranque de Jon para cogerle en brazos, mecerle, incluso ponerse su portabebés para pasear e intentar así calmar a su criatura. Jon es uno de esos aitas que cuando le veo mirar a su hijo pienso «así siiiiiiii». Cuando veo esa mirada de amor incondicional en sus ojos me flipa y me hace seguir creyendo en lo que hago, en que otra manera de criar es posible y no sólo eso sino que también es necesaria. 🙂 Mila esker por animarte a escribir estas líneas y por compartir desde el corazón lo que para tí ha supuesto esto de ser aitatxu. Ta abentura berrirako,desio bat familia osoarentzat: GOXATU BIDEA!
Tengo que decir que cuando Eneritz me preguntó si quería participar en el blog sobre mi experiencia como aita, no tenía muy claro qué podría contar sobre los últimos meses que hemos compartido mi pareja y yo desde hace 2 años que supimos que seríamos aita y ama. Y os voy a ser sincero, en estos meses, no ha sido fácil encontrar un momento para escribir estas líneas.
En mayo de 2017 supimos que a principios de 2018 nacería Ager. Por diferentes motivos, esta primera noticia fue de mucha alegría, pero de algunos miedos. Los primeros meses de embarazo fueron duros. Nosotros no hemos sido de los que nos hemos quedado embarazados a la primera y debido a esta espera, tuvimos tiempo de hablar muchas veces de cómo queríamos educar a nuestro hijo o hija, si algún día teníamos la suerte de que llegara.
Como os digo, los primeros meses de embarazo no fueron fáciles. No por los efectos del embarazo en el cuerpo de la ama de Ager, sino por esos temores a que el embarazo no llegara a buen fin. Por suerte, fueron pasando los días, las semanas, los meses,… y la probabilidad de que Ager naciera era mayor. Durante estos meses, mi labor era más de desconexión y de intentar que ambos pudiéramos disfrutar de una fase tan bonita como es el embarazo.
Por otro lado, fuimos moldeando las ideas que teníamos de cómo queríamos que fuera el parto y los primeros meses con Ager. En mi caso, además de leer cómo asistir a ambos durante el día del parto y los primeros meses, durante las últimas semanas, me centré en preparar los espacios de la casa para que la vida fuera lo más cómoda posible siendo uno más en casa. Pintar algunas habitaciones de la casa, montar los muebles para la habitación de Ager, …
Era 2 de febrero, cuando llegué a casa y vimos que había llegado la hora de ir al hospital. Nos pusimos en camino y, mucho más tranquilos de lo que esperábamos, nos dirigimos a Basurto. De la experiencia del parto, no os voy a contar gran cosa. Es algo que cada persona lo tiene que vivir y que se disfruta y se sufre mucho. Mi dolor no fue físico, pero pocas veces he sufrido más que ver a mi pareja sufrir antes de que recibiera la epidural. Los minutos que se retrasó la anestesista fueron interminables. Eso sí, el poder estar en el momento del nacimiento dentro del paritorio será algo que no olvide fácilmente.
3 días más tarde de que partiéramos hacia el hospital, volvíamos a casa con 1 persona más en la familia. Los primeros meses, no os voy a engañar, fueron duros. Ager no paraba de llorar. Nunca sabremos las causas de estos lloros. Fueron muchos días de paseo porteando a Ager (no soportaba el carro) y muchas noches en vela intentando minimizar aquel dolor que hiciera que estuviera llorando durante largas horas. En nuestro caso, además de intentar estar lo más tranquilo y tranquila posibles, intentamos muchos métodos consultando a muchas personas las posibles soluciones. Eneritz fue testigo en uno de sus cursos de que era imposible que Ager estuviera tranquilo durante una sesión de 2 horas. En nuestro caso, la solución para que desaparecieran estos lloros no fue más que esperar hasta que Ager cumplió los 4 meses. Como nos decía mucha gente, el final del túnel estaba cerca y así fue.
Durante estos meses, hemos intentado aplicar todo aquello que habíamos leído y que nos habían contado. Eneritz fue una de esas personas que nos proporcionó muchas herramientas que han facilitado nuestra vida con Ager. Esas sesiones sobre el porteo, la higiene, la alimentación, el movimiento libre, primeros auxilios… han servido para que hayamos disfrutado con Ager y hayamos visto cómo disfrutaba él de todas las etapas que ha ido pasando durante estos meses.
Como no podía ser de otra manera, ha habido desencuentros a la hora de tomar las decisiones en diferentes aspectos. La alimentación complementaria fue uno de los que más discusiones generó. En este caso, fue mi miedo a introducir alimentos sólidos a partir de los 6 meses. Mi pánico a que ocurriera el atragantamiento era difícil de superar. Es difícil describir ver a tu hijo intentando pasar por la garganta un trozo de melón la primera vez que lo intenta comer. Perdonadme, pero ese consejo que me dieron de “cuenta hasta 10, que mientras le veas toser quiere decir que respira y acabará por tragarlo o echarlo” no me ha parecido a mí de lo más fiable. Aun así, tengo que decir que 10 meses más tarde de que empezara con los sólidos no hemos tenido ningún episodio de tener que actuar para evitar “ese atragantamiento de mi imaginación”.
Y algo que me gustaría destacar, es la posibilidad que he tenido de poder pedir una reducción de jornada que me ha permitido estar mucho tiempo con Ager. Sabíamos que el vínculo entre Ager y su ama se formaría de manera casi natural por la lactancia y el tiempo que pasarían una con el otro durante el permiso. Pero para formar el vínculo entre Ager y yo y permitir que yo también pudiera disfrutar lo máximo posible, era necesario que tuviera tiempo para estar con él. Es por ese motivo que pedí la reducción de jornada desde el tercer mes de vida de Ager, una vez acabadas las semanas del permiso de paternidad. Lo recomiendo a todos los aitas que tengan la posibilidad de poder pedirla porque, al menos en mi caso, puedo decir que he disfrutado muchísimo de ese tiempo juntos.
En resumen, los primeros meses de Ager han sido muchas noches con pocas horas de sueño, horas de porteo con él llorando, la superación a nuestros miedos, discusiones de pareja. Pero todo eso se ve compensado con esa sonrisa permanente; esa felicidad que muestra con todas las cosas que va aprendiendo: ese giro de boca arriba a boca abajo, ese primer movimiento reptando, el gateo, ponerse de pie, los primeros pasos,…; ese disfrute jugando solo, con nosotros o con sus primos.
Ya han pasado 16 meses desde que nació y hemos vivido muchas pequeñas aventuras. Como nos comentaba Eneritz son días largos de años cortos. Y no puedo recomendar otra cosa que intentar disfrutarlos lo máximo posible, porque no se repetirán.
En definitiva, Ager ha cambiado nuestra vida a mejor. Hoy es el día, que estamos esperando nuestro segundo hijo. Como veis, la paternidad/maternidad nos ha parecido una experiencia para repetir.