Si quiere llover que llueva

¿Te pasa que hay canciones que expresan tu sentir a la perfección? A mí me pasa en infinidad de ocasiones. Lo que más me gusta es cómo esto sucede de manera casi mágica y la vida es quien pone en mi camino esa canción en el momento justo; suena en la radio del coche, me la manda una amiga, la oigo al entrar en un bar…

Esta última temporada son las canciones de Bebe las que encajan con mi sentir, RESPIRAR (“respirar para sentir que estoy viva y puedo respirar sin ti…”), GANAMOS (“juntos hicimos cosas hermosas, lo mejor es él y tenemos que enseñarle aún muchas cosas…lo que tuvimos fue de una intensidad que pocos pueden comprender y aunque ya no dormirás junto a mí, te doy las gracias mi vida, porque mi vida siempre tendrá parte de ti…”) y la que desde anoche he escuchado como cien mil veces: QUE LLUEVA.

Dice así: “Hoy llueve con frecuencia y a ratitos sale el sol, antes era así cómo estaba mi corazón. Ahora desayuno con tostadas y tu amor y sus piececitos bailando por el salón. Y si quiere llover que llueva y nos coja a dónde quiera, yo no pienso volver a ser la de antes.”

Ayer en Bilbo hacía un calor de muerte y hoy está el día muy gris incluso ha habido ratitos en los que ha chispeado. Así es como entiendo la vida y en concreto la maternidad. Un camino con nubes y claros… días de mucho sol con 40 grados y días en los que te toca volver a sacar el jersey y ponerte el pañuelo al cuello para que no se te congelen las orejillas… 😛

Hay una frase que dice Tzaitel que me encanta “con cada nacimiento se produce una muerte en la madre”. Y yo cada día lo veo más y más. Nos venden la pantomima que después de dar a luz tenemos que “seguir siendo las mismas” y ¡¡¡eso es imposible!!! Porque a cada día que pasa vamos creciendo como personas y aprendiendo cosas nuevas (ya dice el refrán que no te acostaras sin aprender nada nuevo…jejeje). Seguir siendo las mismas después de vivir un embarazo, de que nuestro cuerpo se abra para dar a luz a ese/a bebé… tras vivir una experiencia tan potente no cambiar es cuanto menos complicado…

Unas estrofas después Bebe canta: “He tirado la mitad de mi casa a un contenedor, ahora mis sonrisas llegan mucho antes que yo, a cualquier lugar donde vaya mi corazón. He puesto del derecho lo que estaba del revés, quiero aprender de nuevo todo lo que ya olvidé. Ahora estoy dispuesta a verlo todo de color, con muchas cosas menos cabe todo lo mejor. Ya no me queda hueco al pasado digo adiós, ahora se ha instalado en esta casa la ilusión.”

Como he comentado en otras ocasiones en otros posts, el comienzo de la maternidad es algo muuuuuuuy intenso. Sin duda alguna INTENSIDAD es la palabra que para mí mejor define esos primeros meses. Con el tiempo nos toca poner del derecho lo que está del revés, volver a situarnos, salir del caos, de la falta de horario (esto de comer o ducharte a las 17:00 de la tarde durante una época vale, pero que sea así para siempre tiene que ser una locura…), volver a hacer cosas que te gustan más allá de ser amatxu, salir de ese “modo bebé” en el que nos metemos durante 24horas 7 días a la semana. Tengo claro que no hay una fecha exacta para esto, hay mujeres que desde el primer mes ya disfrutan saliendo a cenar sin sus bebés, otras que no quieren volver a trabajar y se piden excedencia hasta que sienten que es un buen momento para reincorporarse al mundo laboral, otras que nos reinventamos y cambiamos de tercio completamente…

Lo que tengo claro es que la clave es hacer aquello que sentimos, por eso mi lema de Ene amatxo es “Sembrar desde dentro”, porque NADIE mejor que tú sabe cuándo es el momento de hacer algo.

Quiero terminar estas líneas recordándome, si recordándome a mí misma has leído bien. Muchas veces me decís mis palabras resuenan en vosotras, y me encanta pero debo confesar que cuando escribo lo hago para mí, porque me ayuda a poner palabras a aquello que necesito sacar, poner voz a aquello que se intenta callar… Pues eso que quiero recordarme que la vida es de las valientes, que nadar a contracorriente no es sencillo pero merece la pena y que haber despertado del letargo ha sido un verdadero shock pero que el aprendizaje obtenido es bestial. Asique por todo ello es momento de SABOREAR cada minuto.

En el último post comentaba cómo me olvidé de mi… y es vital recordar que nosotras también tenemos necesidades. Que no podemos darnos y darnos y darnos porque es un desgaste brutal. Hoy una amatxu ha compartido que de tanto darse a su hija llega un momento en el que se siente VACIA, esa palabra se me ha quedado grabada, porque es exactamente lo que yo he sentido en infinidad de ocasiones. Asique por ello, si quiere llover que llueva, saldremos a la calle con las katiuskas a saltar en los charcos, si sale el sol pues nos despelotamos y listo. FLUIR con lo que venga, SOLTAR aquello que nos ahoga y SANAR esas heridas que reafloran durante el puerperio. Sin duda alguna la maternidad es una oportunidad bestial para CONECTAR contigo misma, con tus luces y con tus sombras, con la bebé/niña que fuiste (y que sigue estando dentro de ti). Vayamos a por ello porque como dice esta canción: “Si no arriesgas no ganas y mueres en la espera, escupe el trozo de manzana que te hizo dormir, LA VIDA ES PARA TIIIIIIIIIIIIIIIII”

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