Tras un mes sin aparecer por estos cibermundos, aquí vuelvo… son tantos y tantos los temas que me salen para escribir… ha sido un mes lleno de momentos, y es que la vida está cargada de vivencias. (Toma frase…jajajaja).
A lo largo de estos días han sido muchas las cosas sobre lo que me hubiese sentado a escribir en el blog; el tema de la separación madre e hijo por el trabajo, la relación de las familias con el alcohol (si, mi vuelta a currar en el bar ha sido uno de los puntos fuertes de este mes), la relación de pareja y la crianza, mi agobio con las tareas del hogar, lo orgullosa que estoy de Gorka por haberse salido de la zona de confort embarcándose en un nuevo proyecto laboral, lo que supone ser madre «sola» 24 horas al día… Miles de ideas que apunto aquí para que no se me pasen y en un futuro retomarlas para escribir diferentes posts.
Pero hoy os vengo a hablar sobre mis sensaciones, como digo siempre, vengo a escribir sobre aquello que me nace de dentro, lo que sale de mis entrañas. Esta última semana, coincidiendo con mi fase menstrual (hubo un tiempo en el que intenté negar que menstruar influyese en mi vida, pero es absurdo, os animo a que investiguéis sobre este tema con Erika en El camino rubí, a mi me encanta su trabajo y ella es la caña. Conocer mi ciclo y conectar con mi cuerpo me está resultando muy enriqeecedor 😀 ), a lo que iba que me disperso, ésta última semana ha sido un tanto dura a nivel emocional. Después de andar en búsqueda, toca ver hacia dónde quiero tirar y cuando sientes que no terminas de encajar en diferentes lugares pues te quedas con una sensación de vacío increíble… Han sido días de darle mil y una vueltas a la cabeza, de cuestionar cosas, reflexionar, bucear por las profundidades… Dicen que no hay nada como tocar fondo pasar salir a flote, y yo me cago en el puto fondo porque allí todo es oscuro, y no, no estoy acostumbrada a vivir sin luz. Me han enseñado a vivir desde lo bonito, a ser cuidadosa con mi aspecto, a valorar la belleza, por eso cuando las cosas se ponen feas me bloqueo no estoy acostumbrada a improvisar. En esta etapa de mi vida, estoy aprendiendo a desaprender. Siento que es un buen momento para poner freno, ver que llevo en mi mochila, sacar aquello que me pesa para continuar el viaje más ligera y sobretodo ir en dirección hacia donde me apetece ir, sin ataduras ni agobios, simplemente SABOREANDO EL CAMINO.
Pues eso… ya lo dice La Pegatina: «Y se tiene que volaaaaaaaaaar despierto!!!!» Para abrir las alas y volar es necesario despertar del letargo. La maternidad es una oportunidad bestial para ver si estamos donde queremos estar. Nadie dijo que fuese fácil pero ahí vamooooooos!!! Pon los altavoces a todo volumen y disfruta! MOVAMOS NUESTROS CUERPOS para que no se duerman!!! 😉