Hay días y días… días para reír… días para llorar… días que te levantas con ganas de comerte el mundo y otros en los que levantarte es lo que menos te apetece… días en los que quieres estar rodeada de millones de personas y días en los que necesitas estar contigo misma… días raros… días felices… días llenos de trabajo… días tirada en el sofá (estos días se me han olvidado cómo eran…jajaja)… días… muchos días… y como canta Rosana en esta canción podría decir que hoy he tenido el día tonto…
Últimamente siento que a mi alrededor hay diferentes personas que están viviendo momentos bajos, vamos que no se sienten en la cresta de la ola. No sé si será por este motivo (ya sabemos que todo se contagia menos la hermosura… 😛 ), o porque es mi momento de bajar a las profundidades, pero la cuestión es que yo también me siento flojita. ¿Por qué? Pues por mil motivos y al mismo tiempo por ninguno… Toma ya! Así cualquiera me entiende… jejejeje.
Aun sintiéndome nadando por el fondo del mar, me pongo a escribir delante del ordenador, pienso en el día de hoy, un día agotador con bastantes tonos grises, pero al mismo tiempo siento que ha sido un día chulo. No soy una feliciana de la vida, de hecho no suelo sentirme muy cómoda con las personas happyflowers que nos intentan hacer ver que no hay que enfadarse, ni estar tristes. Personalmente, me gusta acoger aquello que me duele, que me remueve e incluso que me hierve por dentro, ver qué es, cocerlo bien cocido y tras reposarlo seguir hacia delante. Dicen que después de la tormenta llega la calma, y hoy siento que no sólo llega la calma sino que gracias a la tormenta podemos disfrutar de un gran arcoíris!!! 😀
Ya lo decía Chaplin: «Nunca encontrarás un arcoíris si estás mirando hacia abajo». Y con esta frase me viene a la cabeza la historia del Ying y el Yang que me quedó grabada en la ikastola sobre lo bueno y lo malo… La historia trataba sobre un chico que se rompió la pierna al caerse del caballo y pensó en lo malo que era aquello que le había sucedido. Unos días más tarde aparecieron en su pueblo reclutando jóvenes para ir a la guerra y a él no le cogieron por tener la pierna rota con lo cual se libro de la batalla. Entonces romperse la pierna había sido algo bueno o malo??? ¿Por qué os cuento toda esta chapa? Porque hoy siento que aquello que nos pasa es una oportunidad, el convertirla en algo positivo o negativo depende de nosotrxs. Como he dicho antes, no creo en las vidas de color de rosa, pienso que hay una gama amplia de colores como para centrarnos sólo en un color. Pero si que creo que el pasar del negro azabache a un gris clarito depende en gran parte, de nuestra actitud.
Soy consciente que hay días duros, muy duros, días en los que lo único que te apetece es meterte debajo de las sábanas y decir «hoy no salgooooo». Pero nadie dijo que fuese fácil, eso sí, no tengo ninguna duda de que por muy difícil que sea EL CAMINO MERECE LA PENA. Aprendamos de aquello que la vida nos pone delante e intentemos salir al mundo echándole salero al asunto. 😉